domingo, 11 de diciembre de 2016

CUANDO LO URGENTE PUEDE ESPERAR: EL BENEFICIO DE UN BUEN TRIAJE

Forthcoming in Gestión Clínica y Sanitaria, 2017

Sabik ML, Gandhi SO
Copayments and emergency department use among adult Medicaid enrollees. Health Economics; 2016; 25:529-42.


Objetivo
El objetivo de este artículo consiste en analizar el impacto de cambios o nuevos copagos aplicados a  visitas no urgentes en servicios de urgencia de Estados Unidos que atienden pacientes adultos de renta baja cubiertos por Medicaid y de menos de 65 años, con un importe máximo de US$8 por visita, sobre la probabilidad de acudir a estos servicios por causas no urgentes.

Datos y método
El estudio analiza el impacto de los cambios en los copagos en 44 estados de Estados Unidos en urgencias hospitalarias durante un período de 9 años (2001-2009) con datos del National Hospital Ambulatory Medical Care Survey (NHAMCS) referidos a 34.000 visitas. La variable de resultado es un indicador de si la visita se ha clasificado o no como urgente en el momento de la admisión por un servicio de triaje clínico (visitas que se ha valorado que no requieren atención en las próximas 2-24 horas). Se trata de un estudio quasi-experimental que utiliza como estrategia de identificación las variaciones entre estados y a lo largo del tiempo en la exigencia o no de copago. En el análisis de sensibilidad se controla por el efecto de grado de penetración de las organizaciones de managed care, género y estados que requieren copago por cualquier visita a urgencias.

Resultados
En los estados en los que se aplica copago, la probabilidad de realizar una visita no urgente se reduce en un 6,3% comparado con la ausencia de copago. Este resultado no es sensible cuando se controla por managed care, género y estado. La estimación con un modelo no lineal estima una reducción de esta probabilidad en el 5,1%. La probabilidad de que una visita sea no urgente es del 16,3% en ausencia de  copago y del 10,1% con un copago no superior a US$8.

Conclusiones
En copago moderado es efectivo para la reducción de las  visitas a servicios hospitalarios de urgencias por razones no urgentes.

Correspondencia: Lindsay M. Sabik. E-mail: lsabik@vcu.edu.


COMENTARIO
En todos los países de la UE-15 excepto cuatro (Dinamarca, España, Luxemburgo y Reino Unido) existe algún sistema de copago para las urgencias hospitalarias; normalmente una cantidad fija que en algunos países (Grecia e Italia) se devuelve en caso de visita realmente urgente. El copago en las urgencias suele ir unido al copago en las visitas de atención primaria, siendo este último habitualmente más bajo, para evitar que se produzcan desviaciones de visitas del médico de familia hacia las urgencias y el coste termine siendo mayor (1).

Una revisión sistemática (2) de las intervenciones organizativas destinadas a reducir la utilización de los SUH(94) ha identificado 12 estudios sobre el impacto de los copagos en urgencias, 11 de los cuales corresponden a Estados Unidos y uno a Irlanda, y 10 corresponden a seguros privados. Una reciente revisión de revisiones confirma idénticos resultados (3). En todos estos estudios, excepto en uno de ellos referido al programa Medicaid, se constata que la introducción o aumento del copago en los SUH, aun siendo de cuantía moderada, está relacionado con una reducción en el número de visitas. La contribución del artículo de Sabik y Gandhi (2016) es el de mostrar que en poblaciones de riesgo como la de Medicaid los copagos pueden ser útiles para reducir las visitas no urgentes.

En el caso de las urgencias hospitalarias, la posible existencia de riesgo moral origina un doble problema, económico y de calidad de la atención médica. Los pacientes que acuden a urgencias por problemas que podrían y deberían ser atendidos, en el mejor de los casos, en su centro de salud no sólo usan uno de los servicios más complejos y caros de los hospitales, sino que en ausencia de una priorización eficiente pueden dificultar y retrasar la atención de los casos que realmente necesitan atención urgente. Es decir, provocan externalidades en costes por congestión y reducen el valor del servicio para los casos realmente urgentes.

Abunda la evidencia descriptiva indicativa de que un uso excesivo de los servicios hospitalarios de urgencias (SUH)  asociada a la gratuidad, tanto en España como en otros países apuntando en la dirección de que a menores costes de acceso, más se acude al SUH por problemas no urgentes y que no requieren ingreso.  Por eso, no es de extrañar que tanto los seguros públicos como los privados hayan tratado de gestionar y poner orden en el acceso al servicio de urgencias, un servicio, por otra parte, de consulta espontánea por parte del paciente en la mayoría de los casos. La introducción de copagos es una de las posibles medidas entre las diversas intervenciones organizativas disponibles (mejora del acceso a la atención primaria; políticas de gestión de la demanda que incluyen, además de los copagos, intervenciones educativas y barreras del tipo “gatekeeping”) para mejorar la eficiencia del uso de los servicios de urgencias, si bien es evidente que no está diseñada para resolver otros problemas tales como la eficacia del servicio o la gestión del flujo de salida de pacientes. No obstante, el copago en urgencias es uno de los que crea más controversia (4), con acusaciones de que puede retrasar  atención necesaria y apropiada y, en consecuencia, agravar la enfermedad y aumentar el gasto sanitario requerido para tratarla. Para hacerlo factible, una cuestión clave es disponer de buenos sistemas de triaje para discriminar entre visitas a urgencias apropiadas y no apropiadas (aquellas que deberían haber sido atendidas en otro nivel asistencial), lo cual permite la implantación de un sistema de copagos ex post,  es decir, una vez tipificada la consulta a fin de identificar al que no debe pagar nada. A pesar de los problemas operativos que esta tipificación ex post debe resolver, un mecanismo de este tipo palía la crítica de que el paciente desconoce a priori el beneficio esperado del tratamiento como muestra el artículo comentado.


(1) González López Valcárcel B, Puig-Junoy J, Rodríguez Feijoó S. Copagos sanitarios. Revisión de experiencias internacionales y propuestas de diseño. FEDEA Policy Papers 2016-04, Madrid.
(2) Flores-Mateo G, Violan-Fors C, Carrillo-Santisteve P, Peiro S, Argimon JM. Effectiveness of organizational interventions to reduce emergency department utilization: a systematic review. PLoS One. 2012;7(5):e35903.
(3) Van den Heede K, Van de Voorde C. Interventions to reduce emergency department utilisation: a review of the reviews. Health Policy. 2016; en prensa.

(4) Rodríguez M, Puig-Junoy J. Por qué no hay que temer al copago. Gaceta Sanitaria. 2012;26(1):78-9.

sábado, 15 de octubre de 2016

Quiénes son y que hacen los economistas de la salud

La encuesta realizada a economistas, gestores, investigadores en servicios sanitarios y en resultados en salud difundida a socios de AES y asistentes a las Jornadas de Economía de la Salud llevada realizada en 2009 ofrece una radiografía interesante sobre quiénes son y qué hacen los economistas de la salud españoles.  Juan Oliva y Marta Trapero diseñaron en su momento un cuestionario que abarca desde la formación hasta los salarios y las características del mercado de trabajo de los economistas de la salud y profesionales de la gestión de la salud. La tasa de respuesta fue del 37% de los afiliados a AES, que pueden ser aquellos más identificados con la profesión de economista de la salud.

Destaca el nivel de formación de los 285 encuestados que respondieron la encuesta, más de una tercera parte poseía un doctorado y más de un 44% poseía un título de master. Sólo un 9,3% de los que poseían doctorado habían obtenido el título fuera de España, cifra que posiblemente si se refiriera a los encuestados más jóvenes sería notablemente más elevada. Otro dato interesante es que un 15% declara estar estudiando a tiempo parcial estudios de máster o de doctorado.

El mercado de trabajo muestra signos de dinamismo, sin bien posiblemente las ofertas laborales en otros países de la UE pueden seguir siendo más atractivas para economistas de la salud jóvenes y con buena formación. Entre los aspectos positivos de este mercado de trabajo, dos a destacar. El primero, dos de cada tres encuestados declaró haber recibido propuestas de empleo en los tres años anteriores. El segundo, los salarios son ligeramente más elevados que los de población activa española con nivel educativo similar.  El sector público era el principal empleador, pero un 29% trabajaba en el dinámico sector privado, especialmente empresas farmacéuticas y consultorías.



Profesionales de la economía de la salud: quiénes somos y dónde trabajamos. Health Economists in Spain:


who we are and where we work. Trapero Bertran, Marta y Oliva-Moreno, Juan. Revista de Evaluación de Programas y Políticas Públicas, Núm. 6 (2016), pp. 9-27



viernes, 30 de septiembre de 2016

IMPACTO DE LA REFORMA DEL COPAGO FARMACÉUTICO SOBRE LA UTILIZACIÓN DE MEDICAMENTOS ANTIDIABÉTICOS, ANTITROMBÓTICOS Y PARA LA OBSTRUCCIÓN CRÓNICA DEL FLUJO AÉREO

Jaume Puig-Junoy, Santiago Rodríguez-Feijóo, Beatriz González López-Valcárcel, Vanessa Gómez-Navarro

Rev Esp Salud Pública. Vol. 90: 29 de abril de 2016: e1-e14. www.msc.es/resp

Fundamentos: El objetivo fue conocer si la reforma del copago farmacéutico español en 2012 ha afectado el consumo de los medicamentos para enfermedades crónicas tales como antidiabéticos, antitrombóticos y agentes contra padecimientos obstructivos de las vías respiratorias.
Método: Estudio observacional longitudinal retrospectivo. Se utilizaron modelos de regresión lineal segmentada general para series de tiempo interrumpido. Las variables analizadas fueron el número de dosis diarias definidas (DDDs) y el importe de la facturación de las dispensaciones financiadas y no financiadas por el Sistema Nacional de Salud (SNS) desde septiembre de 2010 hasta agosto de 2015 (T=60).
Resultados: La tasa de variación estimada de las DDDs fue negativa pero decreciente para la mayoría de los 3 subgrupos terapéuticos a los 6, 12, 24 y 38 meses de la intervención: -0,1% para antidiabéticos a los 6 meses  y 0,3% a los 38 meses; -3,7% para antitrombóticos a los 6 meses y -4,6% a los 38 meses; -2,7% a los 6 meses para anti-asma y EPOC y -1,3% a los 38 meses. Se estimó una reducción mantenida y significativa del gasto únicamente en el subgrupo para asma y EPOC: -5,2% a los 6 meses, -7,0% a los 12 meses y a los 24 meses y -6,2% a los 38 meses.
Conclusiones: La reforma del copago farmacéutico de 2012 ha ocasionado una reducción inmediata y significativa en el número de DDDs de los tres grupos terapéuticos seleccionados en este estudio. Este efecto nivel no ha sido permanente ya que ha ido acompañado de un cambio en la tendencia de crecimiento en los meses post-intervención que, en parte, ha compensado el efecto sobre el nivel.

jueves, 15 de septiembre de 2016

How efficient are referral hospitals in Uganda? A data envelopment analysis and tobit regression approach

Paschal N Mujasi  Jaume Puig-Junoy  Anthony Mbonye 

Mujasi et al. BMC Health Services Research (2016) 16:230



Background
Hospitals represent a significant proportion of health expenditures in Uganda, accounting for about 26 % of total health expenditure. Improving the technical efficiency of hospitals in Uganda can result in large savings which can be devoted to expand access to services and improve quality of care. This paper explores the technical efficiency of referral hospitals in Uganda during the 2012/2013 financial year.

Methods

This was a cross sectional study using secondary data. Input and output data were obtained from the Uganda Ministry of Health annual health sector performance report for the period July 1, 2012 to June 30, 2013 for the 14 public sector regional referral and 4 large private not for profit hospitals. We assumed an output-oriented model with Variable Returns to Scale to estimate the efficiency score for each hospital using Data Envelopment Analysis (DEA) with STATA13. Using a Tobit model DEA, efficiency scores were regressed against selected institutional and contextual/environmental factors to estimate their impacts on efficiency.

Results

The average variable returns to scale (Pure) technical efficiency score was 91.4 % and the average scale efficiency score was 87.1 % while the average constant returns to scale technical efficiency score was 79.4 %. Technically inefficient hospitals could have become more efficient by increasing the outpatient department visits by 45,943; and inpatient days by 31,425 without changing the total number of inputs. Alternatively, they would achieve efficiency by for example transferring the excess 216 medical staff and 454 beds to other levels of the health system without changing the total number of outputs. Tobit regression indicates that significant factors in explaining hospital efficiency are: hospital size (p < 0.01); bed occupancy rate (p < 0.01) and outpatient visits as a proportion of inpatient days (p < 0.05).

Conclusions

Hospitals identified at the high and low extremes of efficiency should be investigated further to determine how and why production processes are operating differently at these hospitals. As policy makers gain insight into mechanisms promoting hospital services utilization in hospitals with high efficiency they can develop context-appropriate strategies for supporting hospitals with low efficiency to improve their service and thereby better address unmet needs for hospital services in Uganda.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Cost and Budget Impact Analysis of an Accurate Intraoperative Sentinel Lymph Node Diagnosis for Breast Cancer Metastasis

Yuko Saruta & Jaume Puig-Junoy

Volume 14, Issue 3, pp 323-335


BACKGROUND:

Conventional intraoperative sentinel lymph node biopsy (SLNB) in breast cancer (BC) has limitations in establishing a definitive diagnosis of metastasis intraoperatively, leading to an unnecessary second operation. The one-step nucleic amplification assay (OSNA) provides accurate intraoperative diagnosis and avoids further testing. Only five articles have researched the cost and cost effectiveness of this diagnostic tool, although many hospitals have adopted it, and economic evaluation is needed for budget holders.

OBJECTIVE:

We aimed to measure the budget impact in Japanese BC patients after the introduction of OSNA, and assess the certainty of the results.

METHODS:

Budget impact analysis of OSNA on Japanese healthcare expenditure from 2015 to 2020. Local governments, society-managed health insurers, and Japan health insurance associations were the budget holders. In order to assess the cost gap between the gold standard (GS) and OSNA in intraoperative SLNB, a two-scenario comparative model that was structured using the clinical pathway of a BC patient group who received SLNB was applied. Clinical practice guidelines for BC were cited for cost estimation.

RESULTS:

The total estimated cost of all BC patients diagnosed by GS was US$1,023,313,850. The budget impact of OSNA in total health expenditure was -US$24,413,153 (-US$346 per patient). Two-way sensitivity analysis between survival rate (SR) of the GS and OSNA was performed by illustrating a cost-saving threshold: y ≅ 1.14x - 0.16 in positive patients, and y ≅ 0.96x + 0.029 in negative patients (x = SR-GS, y = SR-OSNA). Base inputs of the variables in these formulas demonstrated a cost saving.

CONCLUSION:

OSNA reduces healthcare costs, as confirmed by sensitivity analysis.




lunes, 15 de agosto de 2016

Copagos sanitarios. Revisión de experiencias internacionales y propuestas de diseño

Fedea Policy Papers - 2016/04
Copagos sanitarios. Revisión de experiencias internacionales y
propuestas de diseño
Beatriz Gonzalez Lopez-Valcarcel
Universidad de Las Palmas de GC
Jaume Puig-Junoy
Universidad Pompeu Fabra
Santiago Rodriguez Feijoó
Universidad de Las Palmas de GC


Texto completo AQUÍ


La participación de los pacientes en el coste de los bienes y servicios sanitarios (visitas médicas, pruebas diagnósticas, intervenciones quirúrgicas, urgencias, hospitalizaciones, medicamentos) es una práctica habitual en todos los sistemas sanitarios. Afectan al consumo de los servicios por los que se paga, tienen efectos cruzados sobre otros servicios médicos, sobre la renta disponible y la equidad, y sobre la salud de las personas y poblaciones.

En España, el Real Decreto-ley 16/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones rompe el statu quo de 32 años, cambiando las condiciones y límites del copago. Tras la reforma de 2012, en la mayor parte de las CCAA ha habido una caída abrupta de las recetas dispensadas con cargo al sistema nacional de salud, aunque la tendencia subyacente es a la recuperación de la tendencia previa. La aportación de los usuarios podría haberse duplicado, del 6% al 12% del total de la factura farmacéutica. Por tanto, el efecto más claro del copago ha sido el redistributivo.

Propuestas

En el informe se proponen las siguientes propuestas sobre copagos sanitarios:

Consideraciones generales

Hay que prestar atención a los precios y sus mecanismos de fijación, pues están directamente relacionados con los copagos, sobre todo cuando éstos son un porcentaje del precio. En este sentido, España debería avanzar hacia la fijación de precios de los medicamentos basados en análisis rigurosos de coste-efectividad. El debate sobre el copago no se debe plantear en ningún caso como una disyuntiva extrema entre el sí y el no.
El diseño óptimo del copago debe tener en cuenta las discontinuidades en los costes y la existencia de costes fijos (reorganización administrativa, costes generales de la infraestructura de gestión de pagos y cobros, etc.). Se trata de encontrar un equilibrio entre la generalización y la excepcionalidad. Cuanta mayor sea la excepcionalidad, más complejo será el diseño y más difícil de gestionar. 

Los copagos, en general, deben ser moderados, y se deben de establecer límites al gasto máximo para el paciente, preferiblemente en función de la renta. Deben ser menores o nulos para pacientes crónicos a fin de no empeorar su estado de salud e incluso a fin de no generar un gasto mayor que el que se pretende ahorrar.

El copago de los pacientes debe en cualquier caso combinarse con incentivos dirigidos a los profesionales sanitarios, particularmente en aquellos servicios y prestaciones que requieren el concurso del médico prescriptor, como las consultas de atención especializada y las hospitalizaciones.

En general son preferibles los copagos evitables, complementarios u opcionales a los obligatorios.

Para determinadas prestaciones, la cobertura pública podría basada en la disposición social a pagar (coste máximo por AVAC incremental ganado) completada con pagos privados complementarios basados en la disposición individual a pagar (cobertura “top-up”)

Propuestas específicas para España

Recomendaciones en negativo: no imponer copagos a las visitas médicas ni a las hospitalizaciones necesarias, indicadas y coste-efectivas. Tampoco a los programas de cribado poblacional coste-efectivos, para las personas del grupo diana, aunque fuera de él pudieran considerarse pruebas selectivas complementarias eventualmente sujetas. Las vacunas incluidas en el calendario vacunal deberían en todo caso quedar exentas de copago.

Recomendaciones en positivo:

Los tratamientos y prestaciones que no sean eficaces o efectivas deberán tener un copago del 100% (es decir, no deberían ser financiadas por el SNS).

Los servicios efectivos pero no coste-efectivos dado el umbral de disponibilidad a pagar del país y las restricciones presupuestarias, podrían recibir una subvención (que es la otra cara de la moneda del copago) hasta el valor de la Ratio de Coste-Efectividad Incremental que resulta de la disposición social a pagar. Quedarían excluidos de la cartera básica común de servicios del SNS. Esta subvención podría tener la forma de reducción fiscal en el IRPF.

Podrían ofrecerse copagos voluntarios de prestaciones complementarias o “extras” que no afectan a la salud sino a dimensiones de comodidad o rapidez.

Para abordar presupuestariamente la ampliación de la cartera de servicios con nuevas prestaciones (ejemplo, podología) podría proponerse su co-financiación por parte del usuario.

Los servicios y prestaciones cuya efectividad (adherencia) depende de la motivación del usuario han de estar sujetos a copago, que proponemos sea condicionado al cumplimiento (por ejemplo, los tratamientos farmacológicos para dejar de fumar, o las curas de adelgazamiento).

En la medida de lo posible, se diseñarán y articularán copagos voluntarios, particularmente en el caso de los precios de referencia de los fármacos que deberían ser reformulados para que el usuario contribuya por la diferencia entre el precio financiado (que se basaría en el valor terapéutico, en las condiciones del mercado y de la competencia) y el precio del medicamento que elige adquirir.


Recomendaciones específicas sobre cambios en el actual copago de medicamentos:

Suprimir la distinción entre activos y pensionistas, cualidad que en principio  no marca ninguna diferencia ni de necesidad ni de renta.

Establecer límites máximos anuales (no mensuales) del copago, en euros,  en función de la renta, con más tramos que los tres actuales. El modelo de copago de Suecia podría servir de orientación.

Podrían establecerse varios porcentajes de copago sobre el PVP en función de la efectividad de los tratamientos. Francia podría ser un referente en este sentido.

Los tratamientos con un ratio coste-efectividad socialmente aceptable para pacientes crónicos y para grupos vulnerables deberían ser gratuitos o casi-gratuitos.


Los tratamientos para síntomas menores, en la medida en que sean efectivos y coste-efectivos, deberían estar incluidos en la cartera de servicio en las mismas condiciones que el resto.

jueves, 4 de agosto de 2016


Paying for Free Healthcare

  • Jaume Puig-Junoy (Autor)
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